Un espacio de discusión y recursos para ministros y profesores cristianos.
viernes, 14 de marzo de 2008
Los propósitos de la educación adventista -- 1
La Iglesia Adventista del Séptimo Día en el territorio de la Unión del Sur de México cuenta con cuarenta planteles educativos distribuidos en siete asociaciones y misiones, de los cuales tres ofrecen estudios a nivel superior y treinta y siete en los niveles medio y básico. En estos centros escolares laboran cerca de novecientos profesores y, para sostener tal número de escuelas, la iglesia invierte anualmente millones de pesos. ¿Por qué tanta inversión de recursos humanos y financieros en las escuelas? Y, tal vez más importante aún, ¿vale la pena semejante inversión?
Para poder responder a estas preguntas es necesario hacer una reflexión respecto de nuestra filosofía educativa. De antemano comento con gusto que contamos con sobradas razones para sostener tamaño aparato educativo. En estos diez minutos, presentaré a ustedes una de esas razones, y en los meses de mayo y junio daré a conocer las siguientes dos.
Todas las escuelas y programas académicos que se precien de ser organizados cuentan con un modelo educativo. Es decir, una visión conjunta de cómo se entiende la teoría y la práctica educativas y que guía los procesos institucionales. Los educadores cristianos basamos nuestro modelo educativo en el gran Maestro, Cristo Jesús. En el Nuevo Testamento vemos al Señor Jesucristo estableciendo una escuela; tal vez no tan estructurada como las que hoy conocemos, pero con todos los elementos necesarios para funcionar eficazmente. Él llamó a doce hombres y los hizo sus discípulos, con quienes desarrolló un proceso de formación espiritual.
En el Evangelio según San Marcos leemos: “Y estableció a doce, para que estuvieran con él” (3:14). Nótese que Jesús trajo a sus discípulos hacia sí precisamente para que lo siguieran, para que lo acompañaran a dondequiera que fuera. Por lo que el primer propósito de la educación cristiana es vincular a los estudiantes con Jesús, el Maestro. Desde luego, al ver a Jesús en acción, el deseo de imitarlo y de ser como él es irresistible.
La Iglesia Adventista tiene escuelas para que los niños y niñas conozcan a Dios, anden con él y se vinculen con él. Esta tarea se realiza mediante profesoras y profesores consagrados a Dios quienes, a su vez, buscan formas efectivas para lograrlo. Por ejemplo, en nuestras escuelas se elevan cantos cristianos, hay grupos de oración, se escuchan reflexiones bíblicas en las aulas, se practican proyectos de servicio y testificación en la comunidad, entre otros. ¡Qué confianza para los padres adventistas entregar a sus hijos a mujeres y hombres que, como ellos, buscarán todo medio posible de conectar a sus hijos con Jesús! Aprovechemos, pues, ese gran apoyo para la formación espiritual de nuestra juventud.
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